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CONTRA TODOS Y CONTRA MÍ (CAPÍTULO 1)



Este libro no es solo una narración de los eventos que marcaron mi camino, ni la historia de un niño que quiere ser profesional, sino una guía para quienes sienten que están en su propia lucha interna.


Aquí no encontrarás una historia de victorias fáciles ni soluciones mágicas. Encontrarás un testimonio real de experiencias en el mundo profesional del deporte, de aprendizajes y sobre todo, de superación.


Si has sentido que el mayor enemigo está dentro de ti mismo, entonces este viaje es para ti.


Disfrutad de esta historia de superación, bienvenidos a MI VIDA.





CAPÍTULO 1: INOCENCIA


EDUARD NOGUÉS, seguramente las dos palabras que más habré escuchado en mi vida.


Nací en Barcelona un 4 de Febrero de 2003, vivía en un piso de un barrio humilde situado en Santa Perpetua de Mogoda. Hasta el momento vivía con mis padres, Eduard SR e Irma.


Desde pequeño he sido un niño muy inquieto, no paraba en todo el día, me encantaba moverme, saltar, correr... Tenía el poder de poner a la persona más tranquila y pacífica del mundo en alerta. Supongo que era así gracias a mis padres, ya que recuerdo tener una infancia llena de aventuras en la montaña, excursiones, viajes...

También nos encantaba disfrazarnos y hacer locuras y tonterías todos juntos, con mis primos, mi hermana...




Aunque lo que más me gustaba hacer, era jugar al fútbol, donde fuera y con quien fuera.



Una vez con 4 años estuve cerca de morir. Justo cuando nació mi hermana Jana.

Tuve un trombo en una vena importante detrás de mi oído derecho. Se me hinchó muchísimo la cara y el cuerpo y a consecuencia de todos los efectos que estaba teniendo a causa de la enfermedad, empecé a no poder andar ni valerme por mi mismo..


Tras un largísimo tiempo ingresado en el hospital, escuchar que me iba a morir y recibir muchos regalos de la familia y amigos, decidí no fallecer y seguir vivo unos días más. (tengo 21 años)

Cuando salí del hospital tenía que tener mucho cuidado, no podía hacer deporte ni ir a la escuela. Además, no podía recibir ningún golpe, por pequeño que fuera, ya que podía tener consecuencias muy graves en mi salud. Seguía hinchado, con poca movilidad y siempre con dolor de oreja.



Una vez, salí de casa con mis padres y mi tía, cuando de repente un perro suelto se me abalanzó encima...


Es la primera vez que casi veo morir a alguien, y no era a mí, sino a la dueña del perro.

Mi tía no tardó ni medio segundo en asegurarse de que ese perro estaría atado de ahora en adelante. Seguro que a la dueña no se le olvida este día.


En fin, realmente, no tardé mucho en recuperarme y volver a dar guerra.





Después de esta breve introducción, os preguntaréis: ¿Es necesario saber todo esto para entender la historia al completo? Y la verdad, es que seguramente no, aunque ahora entenderéis el título de este capítulo.


¿Todos somos inocentes?


Avancemos más rápido.


Cuando cumplí diez años, debido a una mala experiencia y ambiente en el fútbol, decidí cambiar y apostar por el baloncesto.

Jugaba de delantero centro y realmente era un muy buen jugador, no era el más técnico del mundo, pero era el más rápido, astuto y tenía mucho gol.

Entrené en la academia del FCBarcelona, ya que mi sueño era jugar allí, hasta que vino la primera piedra en el camino.

Nuestro entrenador, cuyo hijo jugaba en el mismo equipo, decidió ponerme de defensa debido a mi altura, ya que siempre he sido muy alto.

(Actualmente mido 1'94 cm)


Y no solo eso, sino que empezó a desmotivarme y a no hacerme jugar, por lo que empecé a perder la alegría y las ganas por mi deporte favorito.



En ese momento mi único objetivo era ser feliz y pasármelo bien jugando a un deporte, por lo que empecé a media temporada a jugar al baloncesto en el CB Santa Perpetua . Desde los primeros entrenamientos y partidos, noté que tenía mucha ventaja física, era el niño más alto del equipo y a los pocos días, ya empecé a jugar con niños dos años más grandes que yo. 



Desde que nací he tenido la gran suerte de tener una familia que me apoya en todas mis decisiones, y no solo eso, sino que Apuesta en mí.

Empecé a tener entrenos individuales con otros entrenadores externos al club e incluso mis padres ahorraron para comprarme una canasta y un balón de baloncesto. Teníamos una terracita pequeña, pero era suficiente para jugar y practicar diferentes movimientos con mi padre cada día de la semana. 


Al finalizar el año y medio en el club, me fichó el CB Granollers para jugar la temporada de Mini A (11-12 años) al máximo nivel que había en Cataluña.


En ese instante, se juntaron mis ganas de ser el mejor, con un entrenador que también Apostaba en mí al 100%.


Muchos fines de semana íbamos a la pista o al parque a tecnificar, ya que al no jugar a baloncesto desde pequeñito, tenía muchas carencias técnicas.


Durante ese año, no solo mejoré mis habilidades como el tiro, el bote y el salto, sino que descubrí lo que era la confianza y la mentalidad ganadora.


Quedamos segundos de Cataluña a final de temporada, un logro increíble viendo los equipos que teníamos en la liga, equipos como el Manresa, el Joventut de Badalona, etc. 




A media temporada me llamaron de la selección Catalana.

Ellos ya llevaban muchos meses entrenando, y ya habían cortado a varios jugadores, bueno, mejor os explico brevemente como funciona todo esto:

La selección elige a unos 40 jugadores para hacer un campus y de esos 40 se quedan a 30 para hacer unos entrenos más. Meses más tarde hacen otro corte, y se quedan para entrenar con 20. Luego cortan a 5 más y se quedan 15 en el equipo.

Entonces allí es donde aparecí yo.



Todos se conocían, ya que llevaban meses entrenando juntos, pero como yo no estuve en el radar de la selección los últimos 2 años, puesto que jugaba al fútbol, Apostaron en mí fuertemente y me introdujeron casi al final del trayecto.

Pase el último corte y quedamos 12 en el equipo más tres reservas, fuimos a Cádiz para jugar los campeonatos de España y tras pelear contra la Comunidad de Madrid en la final, nos hicimos con el Oro.


Yo era un poco descoordinado, pero jugué genial, salía de titular, era de los que más jugaba, el entrenador confiaba en mí...

Todo iba genial, todo había cambiado, parecía algo de cuento, algo increíble.


En menos de un año me puse en la mira de todos los grandes clubes de España. Quedamos segundos de Cataluña y ganamos con la selección, entonces pensé:

"¿Soy de los mejores, no?"


Pero las buenas noticias no acababan aquí, después de finalizar la temporada, mis padres me dieron la noticia más fuerte e inimaginable que podía haber recibido nunca, y esa era que...


CONTINUARÁ








Fotos extra: (etapa 4-12 años)













 
 
 

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